Karai Norte: El Gran Chaco aislado, seco y sin agua, en espera de ser parte del Paraguay

Radio TV
By Radio TV noviembre 7, 2011 12:31

Las aves de carroña, los Yryvus (buitres), revolotean en círculo, es la señal en el Chaco de que algún ser humano, o animal de cierta especie acababa de perecer de sed, en aquel paraje selvático solitario, abandonado a su suerte. El agua, ese vital líquido solo se conoce con las lluvias en algunas comunidades indígenas, en ciclos tan irregulares que puede condenar a muerte a quien la espera. Mientras una minoría derrocha el Agua, el Chaco grita por todos sus poros, denme una gota de Agua para sobrevivir.

La sequía castiga al Chaco cada año, la hace árida, al secar la vida de tajamares y cauces, la falta de agua hace brotar solo enfermedades que consumen la vida de sus pobladores. Cuando algunas gotas caen en tierra, las danzas de la lluvia indígena estallan en júbilo, solo que ese tipo de fiestas se viven por momentos y la sed del agua se sufre todo el año.

Hay especies de animales que van desapareciendo, como el tagua, el león, el jaguareté, etc. atrapados en el fantasmal viento norte y el sol caliente que sobrepasa los 40 grados. La selva quedó atrás, consumida por el fuego, las topadoras, bajo la cuchilla de rolleros que trafican con el palo santo en extinción, el quebracho, y otros, siendo la devastación de extensos territorios la consecuencia de la codicia.

El paisaje verde, da paso a la deforestación, el hombre, los ganaderos, comerciantes de rollos, extranjeros latifundistas, militares estancieros, van matando los últimos centenarios árboles  en el Chaco paraguayo,  que terminan hechas leña, en nombre de un progreso que a su camino debe matar para nacer. En una lógica capitalista que no deja en pie naturaleza alguna. El Chaco va muriendo, sola, lejana, aislada, castigada por el abandono y la desidia. La que debió ser una región próspera, por ser la más grande del país, es apenas un territorio olvidado por todos/as.

El Chaco espera lejana, sola, herida, que alguien recuerde que Existe. El  último yaguareté ronca su desolada miseria hambrienta, esperando al acecho el desfallecer de su  presa para atacar, que otro animal o ser humano muera para vivir. Pero él también está en la mira de los cazadores furtivos que acechan, porque la próxima bala tiene su nombre. Es la Ley donde reina el Karai Norte, para que toda criatura viva otra debe morir. En las picadas chaqueñas todo es igual, el mismo viento, la misma vegetación agreste y espinosa, ahí ninguna brújula funciona, y el que las desafía sabe que su misterio atrapa, acorrala y mata. Aún el más baqueano chaqueño respeta  sus reglas. Porque el que entró sin permiso, desaparece tragado por su infernal laberinto.

 

El Chaco aún no existe en el Mapa del Paraguay

 

La sed quema las gargantas de los excluídos, el líquido más codiciado del Chaco como el mismo oro sigue siendo el agua.  La sequía se chupa hasta la última gota de la  tierra, solo deja un desierto árido y muerto.

 

Al Chaco le llaman el infierno verde en forma despectiva, los mismos que le olvidan, que le han borrado del mapa del Paraguay, sin darle la oportunidad de ser el paraíso, en un país donde unos 300 mil campesinos deambulan sin tierras. Las minorías ricas solo se acuerdan del Chaco una vez al año para su Rally, en nombre del deporte lo atropellan con sus autos, lo destrozan, violan, matan, cazan, dejando a su paso desolación, muerte, miseria. Para el resto de los paraguayos, solo es un territorio desconocido,

El Chaco, no puede en esta era, seguir dividido por el Río Paraguay, donde  unos  pocos alambran miles de hectáreas en nombre del desarrollo (de su desarrollo),  convirtiendo el patrimonio de todos, el Gran Chaco paraguayo, en  estancias privadas, pese a que miles de paraguayos dieron sus vidas en su defensa.

 

La sequía está azotando fuertemente la región del Chaco en Paraguay. Con una población mayoritariamente indígena y campesina, la falta de alimentos, una negativa previsión y el brote de enfermedades hacen evidente una emergencia todavía no declarada.

Hace más de seis meses que no llueve en el Gran Chaco paraguayo. Con una superficie de casi 250.000 km2, la región ocupa cerca del 60% del país y acoge a una población cercana a los 140.000 habitantes, en su mayoría, indígenas y grupos de campesinos. Aunque las sequías son cíclicas en la región, en los últimos años la situación se ha convertido en un grave problema que conduce a una recurrente situación de emergencia. La deforestación incontrolada y la construcción de nuevas presas no sólo están dañando gravemente la vegetación sino que están provocando la salinización de grandes áreas, reduciendo aún más la posibilidad de soluciones alternativas. Esta destrucción de los recursos naturales en el Gran Chaco no es casual y tiene relación directa con el nivel de pobreza de la zona, donde más del 60% de la población se encuentra por debajo del límite de la pobreza.

 

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