Movimientos sociales y proceso político en Paraguay

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By Radio TV junio 1, 2017 12:36

Movimientos sociales y proceso político en Paraguay

Las organizaciones campesinas han aportado una importante dinámica al proceso de luchas sociales.  Durante los años 60-70 hubo un gran movimiento campesino en torno a las Ligas Agrarias Campesinas y a las juventudes agrarias.  Se basaban en las ideas de la Teología de la Liberación y en los aportes del marxismo, una mezcla que dinamizaba las actividades de base, especialmente las acciones solidarias y de reclamos al gobierno, en ese entonces la dictadura de Alfredo Stroessner que actuaba en forma represiva y con mucha violencia, con torturas y asesinatos de quienes se organizaban y levantaban su voz contra el régimen dictatorial.

Las bases de las Ligas Agrarias trabajaban en el sentido de la solidaridad, con mingas en los trabajos agrícolas y comercialización a través de almacenes de consumo, que eran administrados por los mismos asociados y asociadas.  Las actividades religiosas comunitarias reforzaban, con sus reflexiones, estas prácticas solidarias y cuestionaban la sociedad capitalista, en la que se explota al hombre por el hombre y se acumula riquezas en pocas manos a costa de la pobreza y la miseria de la gran mayoría.

Podemos señalar que en aquellos tiempos difíciles había mucha solidaridad, tolerancia, apoyos mutuos y acciones casi clandestinas debido a la represión, porque la dictadura tenía una red de informantes en casi todas las comunidades, quienes eran premiados si descubrían a uno o varios “comunistas” en sus zonas.  En realidad no había muchas organizaciones.  Estaban las dos grandes organizaciones campesinas y la de la juventud:

1.  La Federación Nacional de Ligas Agrarias Cristianas (FENALAC), que era dirigida más por los sacerdotes jesuitas de los departamentos de Misiones, Paraguarí y Cordillera.

2.  La Federación Campesina Cristiana (FCC), que era de carácter más gremial, afiliada a la Central Cristiana de Trabajadores (CCT).  La FCC, a su vez, afiliada a la Federación Campesina Latinoamericana (FCL), y la CCT, por su parte, afiliada a la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT).  Las bases de la FCC estaban ubicadas en los departamentos de Caaguazú, San Pedro, Concepción y parte de Guaira.

3.  La Juventud Agraria Católica (JAC), que estaba más dentro del campo de la Acción Católica, así como Juventud Obrera Católica (JOC) y otros grupos católicos muy activos y también combativos en aquel tiempo.  Los jóvenes, con algunas excepciones, trabajaban con las Ligas Agrarias, cuyos componentes, en su mayor parte, eran los padres de estos jóvenes.

Mas adelante, orientadas por la FENALAC, se desarrollaron experiencias de vida comunitarias en torno a las Comunidades Cristianas de Base.  Una de las más destacadas fue la comunidad de Jejui, en el departamento de San Pedro, junto con otras que desarrollaban, en menor proporción, una vida comunitaria, especialmente en distritos de este mismo departamento.

Otras experiencias que surgen de estas organizaciones, principalmente de las bases de la FCC, están relacionadas a cooperativas y otras asociativas para el desarrollo de la producción y la comercialización de los productos.

Todas las organizaciones de base estaban relacionadas a la Iglesia Católica que era como un amparo y cierta protección ante la represión de la dictadura, que actuaba, como ya señalamos, con una red de informantes en circunstancias en que hubo intentos de luchas armadas que fueron cruelmente aniquiladas.  Por otra parte, toda organización popular era atribuida a una acción de los comunistas, si bien es cierto había un Partido Comunista Paraguayo, éste no era muy activo como quería atribuirle la dictadura.

Hubo intentos de construir una gran organización campesina o, por lo menos, una coordinación nacional que uniera a las Ligas y a los jóvenes, como el llamado KOGA, un gran encuentro de todas las organizaciones campesinas, que no llegó a concretarse, ya que había un conflicto por debajo relacionado al carácter confesional de la FENALAC y al gremial de la FCC.  Mientras había este desentendimiento entre las organizaciones, la dictadura reforzaba su acción represiva cerrando los almacenes de consumo, prohibiendo las reuniones en las comunidades e inclusive los trabajos solidarios, las mingas.  Asimismo, se intervinieron las comunidades de base, la de Jejui fue atropellada por un grupo militar en febrero de 1975, que, además, reprimió con violencia y detuvo a los varones integrantes de esa comunidad, incluido el sacerdote Braulio Maciel, quien fue herido en la pierna en esa acción.  Posteriormente, en los siguientes días, se reprimió a todas las demás comunidades de base.

La represión llevó a las organizaciones a un análisis y a una discusión a nivel nacional.  Debemos señalar que en aquellos años estaban muy activos los grupos amados, en Argentina, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y los Montoneros.  En Uruguay.  los Tupamaros.  En Paraguay, también se dio la discusión para adoptar la línea de la lucha armada.  Esto llevó a que surjan dos líneas: la armada, que constituye la Organización Político Militar (OPM) y la que sigue la línea de masas, con trabajo en las bases y articulaciones con otros sectores.

En la prisión

En 1976 la dictadura detecta a la OPM y ejecuta una represión generalizada.  Se producen algunos enfrentamientos armados.  La represión es cruel y violenta.  Las torturas y asesinatos estuvieron al orden del día, hubo una importante cantidad de desaparecidos y ejecuciones realizadas por escuadrones de policías y militares destinados a ese fin por la dictadura.  Miles de apresamientos, incluyendo a los que estaban trabajando en la línea de masas: catequistas, docentes, miembros de partidos políticos, grupos de intelectuales y profesionales independientes, todos quienes se oponían a Stroessner.  Los miembros de la misma jerarquía de la Iglesia eran perseguidos.

Esta terrible represión, por otra parte, permite la concentración de presos políticos en la cárcel o campo de concentración de Emboscada, en la que más de quinientos presos políticos compartimos las celdas y los rigores de la prisión.  Esto permitió que, en la misma prisión, se desarrolle una discusión sobre las debilidades de la lucha popular y los pasos necesarios que debían darse.  Se definió que la lucha armada no era la opción posible.  Había que continuar con los trabajos de base, aprovechando siempre el amparo de la Iglesia u otras instituciones para una reactivación en los diferentes sectores: campesinos, obreros, intelectuales, estudiantes, mujeres, jóvenes y los partidos políticos progresistas.  Se había definido que lo principal, en ese momento, era el derrocamiento de la dictadura y ello tenía que unirnos, dejando en segundo plano las diferencias.

 La apertura democrática

Como nunca se articulan diferentes grupos.  En los años siguientes, especialmente en los 80, aunque parezcan más tranquilos por el lado de las movilizaciones populares, en las bases se fueron creando las condiciones para la caída de la dictadura, lo que finalmente ocurre en febrero de 1989.  Ya en la nueva etapa, sin dictadura evidente, con una apertura democrática, en los sectores populares, lastimosamente, se activan los grupismos, posiciones ideológicas radicalizadas, intolerancias, acusaciones mutuas.  Este proceso lleva a la formación de decenas de organizaciones campesinas de base, de sindicatos y otras organizaciones populares; surgen 5 centrales campesinas y otras tantas centrales sindicales.  Asimismo, se constituyen más de una docena de partidos políticos de izquierda.  Cada uno de ellos se atribuye la conducción de algunas de las organizaciones y centrales campesinas y sindicales.

Aún con todas estas debilidades, se realizan importantes movilizaciones populares.  Se destacan la activa y determinante participación de las bases campesinas por reivindicaciones propias como tierra, precios de productos, infraestructuras, servicios, entre otros.  Una de las movilizaciones históricas de todos los sectores se da en mayo/junio del 2001 para rechazar la privatización de entidades públicas de electricidad y otras demandas.  Después de 17 días de movilización, con cierres de rutas y enfrentamientos, en los que cae el compañero Calixto Cabral por las balas asesinas de la policía, se logra derogar la Ley de privatización por el Parlamento Nacional.  Este compañero se suma a otros caídos en la lucha y en las movilizaciones, como Sebastián Larrosa y Pedro Giménez, jóvenes campesinos también asesinados por la policía en plena movilización en la ruta.  La mayor parte de los asentamientos campesinos nuevos son producto de la lucha de las organizaciones de sin tierra, así como la conquista de mejores precios para los productos. También se realizan movilizaciones de carácter político como la lucha contra el ALCA.

Entre el 2002 y el 2003 se da una importante discusión en el seno de las organizaciones gremiales, en la que se define a la organización gremial como un instrumento y espacio de las luchas reivindicativas, pero también de propuestas, especialmente en lo que se refiere a su campo de lucha.  Con esto también se definen a los partidos políticos de izquierda o progresistas como otros instrumentos fundamentales para las luchas populares.  Estas herramientas políticas partidarias son las que participan activamente en el campo político electoral, con las propuestas de los sectores populares, teniendo en cuenta las reivindicaciones y las luchas de las organizaciones gremiales y la propuesta de otro manejo del Estado a través de la conquista del Gobierno y la construcción de otra sociedad.

En Paraguay, la discusión mencionada ha traído más de un problema y una gran dificultad para la unidad popular, aún en circunstancias en las que claramente se necesita de la unidad de acción. La excepción fue la movilización contra las privatizaciones del 2001.  En el 2003 se intenta una propuesta de unidad de los sectores populares, con el objetivo de participar en las elecciones generales de ese año, creándose la Izquierda Unida.  Después de una serie de reuniones, acuerdos y desacuerdos, finalmente de la docena de partidos de izquierda, solamente dos participan y sólo un sector de una de las centrales campesinas y una parte de los sectores sindicales.  Ciertamente que fue un hecho anecdótico, no se conquistó ningún espacio.

Considero importante señalar que las acciones de parte de la oligarquía dominante y gobernante en el Paraguay han sido muy precisas.  Ha jugado directamente ofreciendo propuestas, cediendo ante reclamos o entregando incluso recursos importantes, tanto a las centrales sindicales como a dirigentes importantes, por lo cual más de uno ha ido a parar a la cárcel al verse involucrado en hechos graves de corrupción.  Ante sus reclamos, a las centrales campesinas les han facilitado subsidios que, en muchos casos, ha sido utilizados como mecanismos prebendarios.  En otros casos, el Gobierno ha entregado importantes sumas de dinero para diversos proyectos campesinos.  Se han utilizado miles de millones de guaraníes, que sin una organización administrativa para el efecto, ha traído situaciones y prácticas de corrupción y de desconfianzas que han afectado a las organizaciones y han sido aprovechadas para mutuas acusaciones entre las organizaciones campesinas.  No solamente las organizaciones o sus dirigentes han caído en esta situación.  La misma institución de administración de la tierra, de los asentamientos campesinos, ha aprovechado para negociados en la compra de tierras, herramientas y otros insumos.  Otras instituciones también se han visto involucradas en los negociados de compra de semillas y agroquímicos o agro tóxicos para la producción.

Partidos y movimientos

Durante toda la experiencia vivida y sufrida, en las movilizaciones, en las represiones, en las imputaciones por la justicia de los compañeros y compañeras dirigentes por participar y dirigir estas movilizaciones, así mismo en el proceso de conquistas de algunas de las reivindicaciones se han ido discutiendo, en el espacio mismo de las luchas y también en los momentos más tranquilos de jornadas y de talleres, sobre el proceso de la lucha popular en nuestro país.  Cada partido, cada organización central, campesina y obrera, tiene sus puntos de vista y sus orientaciones para sus adherentes.

En el proceso actual, existen dos posiciones, que tienen sus efectos directos en la lucha popular de nuestro país:

1.  La primera define a las agrupaciones político partidarias como organizaciones de carácter superior y llamadas a conducir el proceso de lucha en el país.  Las organizaciones gremiales o sociales en general están bajo la dirección política de los partidos.  En el país hay una gran variedad, están los partidos que entienden que la acción política es el no al voto; otros discuten aún su participación en el proceso electoral y otros están bien definidos y participando ya activamente, llevando detrás de si a las organizaciones bajo su dirección respectiva.

2.  La segunda es la postura de que tanto las organizaciones partidarias como las gremiales/ sociales son dos instrumentos de lucha con responsabilidades bien claras.  Las organizaciones gremiales son de luchas reivindicativas y de propuestas de modelos en lo productivo, en salud, educación, entre otros.  Sus acciones no están comprometidas necesariamente con los partidos, y aun en el caso de que éstos llegaran al gobierno, podrían seguir cuestionando y reclamando.  Se las considera así más bien como un soporte y contralor permanente de las acciones partidarias. Los partidos políticos definen su accionar en la lucha por lograr la conquista del gobierno y de las instituciones del Estado, como un paso para la construcción de una nueva sociedad.  Su accionar no incluye el de direccionamiento, como algo propio, de las organizaciones gremiales/sociales.

La diferencia entre estas dos posturas es clara.  Las que definen como propio el direccionamiento de las organizaciones gremiales, también exigen la adhesión o afiliación de los asociados a estas entidades gremiales, a sus partidos, o, por lo menos, de sus principales dirigentes.  Así se confunden estas organizaciones y más bien trastornan los procesos de luchas de ambos instrumentos.  La otra postura, que define a la organización gremial como independiente de la organización partidaria, no prohíbe que los asociados gremiales participen en las actividades políticas y que sean miembros de los dos instrumentos.  Solamente que no participan en un partido en representación de su organización gremial sino como personas.  Esto da fuerza y dinamiza la acción política electoral.  Asimismo, los partidos políticos pueden proponer, aún sin que estén afiliados a los mismos, a personalidades gremiales o de otros sectores con una visión democrática amplia, superando las mezquindades tradicionales de los partidos en la hora de seleccionar candidatos electorales.

La coyuntura actual

Actualmente en nuestro país estamos en una coyuntura electoral.  Las posturas señaladas de nuevo están interviniendo.  Sobretodo en lo que se refiere al campo popular, se trabajó una propuesta de unidad del mismo con la intervención de sectores importantes de organizaciones campesinas, sindicales y de partidos de izquierda.  El planteamiento es establecer una base política social de respaldo fuerte a la candidatura popular de Fernando Lugo, ex Obispo de San Pedro, para las elecciones presidenciales de abril del 2008, que surgió como candidato de las luchas y movilizaciones de este departamento.  Esta experiencia de unidad popular de nuevo presenta debilidades ya que asume planes electorales.  Así están juntos, en una propuesta electoral muy difícil de administrar, organizaciones gremiales y partidos políticos.

Los partidos políticos pueden exigir a sus adherentes el respaldo político, está en su misma naturaleza.  Una central campesina o sindical no puede hacer lo mismo, sus adherentes son para los procesos de luchas gremiales y pueden tener otra opción política, sobretodo cuando desde los sectores populares hay diferentes propuestas para los cargos plurinominales, como son de senadores, diputados, gobernadores, juntas departamentales y parlamentarios del MERCOSUR.

La candidatura de Fernando Lugo es coherente con las reivindicaciones gremiales, sociales y populares, y es, además, una alternativa válida frente a los candidatos de la oligarquía y de los grupos dominantes de nuestro país.  Por ello, se ha definido y acordado un programa y un respaldo unánime a su candidatura presidencial.  Si embargo, esta misma unidad no se da para la propuesta de cargos plurinominales, planteándose dos opciones.  Si estas llegan a comprenderse como dos vías para un mismo fin, estaremos contribuyendo a la unidad estratégica, en base al programa y a la candidatura presidencial común.

Este proceso electoral es una oportunidad importante para los movimientos sociales en general. Importantes sectores de la población están cansados de los tradicionales discursos de los políticos de los partidos, hoy en el gobierno.  Asimismo, un importante sector que ya no participaba en las actividades partidarias y electorales, hoy está de nuevo animado por la esperanza de un cambio en nuestro país.  Hay esfuerzos para no defraudar esta reacción popular, sin embargo hay posturas muy encontradas que, según entendemos, responde a tres factores que debilitan la posibilidad de la unidad política electoral:

1.  Las posturas basadas en lo ideológico, lo teórico y dogmático que, en general, tienen poca comprensión de la realidad actual y cuyas definiciones políticas responden a parámetros teóricos rígidos, fundamentándose en experiencias internacionales, generalmente sectarias.

2.  El interés desmedido por ocupar cargos electorales, inclusive con exigencias de estar en los primeros lugares, creando conflictos a veces de difícil solución y, desde luego, descalificando a los demás.

3.  Las experiencias de conflictos o enfrentamientos anteriores que han creados situaciones de prejuicios sobre determinadas personas o entre ellas, que hacen difícil el compartir una misma propuesta o lista de candidatos.  Estas, a veces, son posturas muy caprichosas pero que tienen un efecto negativo en el proceso.

De todas maneras, consideramos que la experiencia actual en Paraguay es de una dinámica importante.  Las bases populares, en general, se están movilizando y buscando formas de incidir en las propuestas electorales, inclusive con exigencias para un proceso de unidad que apunta directamente a que los dirigentes hagan el máximo de los esfuerzos para superar diferencias, administrar lo que no se puede superar y por lo menos no desarrollar enfrentamientos entre sí, respetando las opciones que los grupos u organizaciones definan en esta coyuntura, con una visión de que la unidad tiene que darse, si no ahora en forma amplia, por lo menos que se sienten las bases para seguir construyéndola.  Indudablemente se han dado pasos importantes, pero aún insuficientes.  Las diferencias actuales deben seguir trabajándose, es nuestra misión histórica.  Lo claro es que estas diferencias y discusiones se dan en las esferas dirigenciales por diversos motivos, como lo señalamos anteriormente.  A nivel de las bases, en general, hay un espíritu y hasta prácticas constantes de unidad de acción.  Esto se comprueba suficientemente en las movilizaciones y en las luchas populares, ahí somos uno solo, fuertes y solidarios, y esto nos ha llevado a logros y conquistas importantes.  Tanto en los tiempos de la dictadura como en los procesos actuales.

Por último, es necesario que en nuestros países tengamos una visión amplia del proceso latinoamericano, ello alimentará la necesidad y el esfuerzo de los diferentes sectores y grupos para seguir trabajando por la unidad de las fuerzas populares y cada vez con más claridad.  La división favorece al enemigo y frustra las esperanzas de cambio muy fuertemente arraigadas actualmente en nuestro pueblo.  Es necesario también aprovechar las coyunturas favorables de los liderazgos populares que constituyen realmente las esperanzas de llevar adelante procesos de cambios necesarios.

Fuente: http://www.alainet.org/es/active/23045
José Parra Gaona es miembro de la dirección nacional de la Central Nacional de Organizaciones Campesina, Indígena y Popular (CNOCIP) y del Movimiento Popular Tekojoja.

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