Prepotencia cartista desafía a las mayorías
El pasado lunes, una mayoría parlamentaria alquilada decidió delegar en Cartes un enorme poder para negociar la entrega de la soberanía al capital transnacional. Esta es la más pura verdad: la ley de Alianza Público Privada (APP) permite entregar todo tipo de bienes y servicios públicos al capital privado; una entrega en la que es el Estado paraguayo (o sea, nosotras, nosotros, contribuyentes) quien asumirá los riesgos de las inversiones, dejando cualquier conflicto jurídico a tribunales que están fuera del Paraguay y sin la posibilidad de que otro Poder (Legislativo o Judicial) controle las decisiones de apenas una persona: Cartes. Ya en torno al derrocamiento parlamentario de Fernando Lugo, lo ubicamos como uno de sus ideólogos. Detrás del usurpador y golpista Federico Franco, aprovechándose de las ansias de poder y saqueo que envolvían a la cúpula liberal, estaban Horacio Cartes y la cúpula colorada. Durante la campaña electoral insistimos en que el modelo Cartes (que incluía a Alegre y a Carrizosa) era para un Paraguay de 1.000 familias y que nosotros reivindicamos un Paraguay para siete millones de habitantes. La del pasado lunes fue una bravuconada: el proyecto autoritario de Horacio Cartes alineó a sus fieles en la Cámara de Diputados para ir contra las 50.000 firmas presentadas contra la ley de APP y contra las y los más de 50.000 compatriotas movilizados en una decena de Departamentos y en varios puntos del país, desafiando a las mayorías trabajadoras del campo y la ciudad que, a través desmantelamiento y recortes de programas sociales, de la suba del pasaje, los alimentos, de las políticas represivas y los allanamientos violentos en el campo, está comenzando a comprender cómo se construye un “nuevo rumbo” favorable a no más de 1.000 familias. La ciudadanía empieza a identificar los verdaderos y voraces intereses del cartismo y de todo el modelo defensor de los históricos dueños del Paraguay que él mismo lidera y que incluye a las cúpulas colorada y liberal. Vamos a fortalecer la Coordinadora Democrática, a toda esta amplia mayoría que incluye también a gente que confió y trabajó por Cartes durante la campaña electoral y que ahora identifica el “ADN” profundamente autoritario, stronista y aprovechador que envuelve al cartismo, cuyo proyecto es saquear de forma “fácil” los recursos naturales y el patrimonio del pueblo paraguayo. Empezamos el proceso de reagrupamiento democrático de todos los sectores que hacen a la sociedad paraguaya. El lunes último se movilizaron obreras y obreros, campesinas y campesinos, estudiantes secundarios y universitarios, pobladores de barrios urbanos y de comunidades campesinas, intelectuales y ciudadanos en general, todas y todos desde posiciones democráticas y patrióticas que son indudablemente mayoritarias en nuestro país y que se están reubicando en torno a una Coordinadora Democrática que crecerá en cantidad y en calidad a fin de alcanzar el liderazgo del amplio y mayoritario movimiento democrático que fue desafiado por un poder vendepatria conducido por un autoritario empresario convertido a presidente, que conjuga enorme fortuna con enorme ignorancia y falta de sensibilidad social. Conjugación que lo vuelve peligroso y que a la vez nos obliga a confrontarlo y a hacer retroceder todo su proyecto neoliberal entreguista. Convertir al Paraguay en un país justo que responda a los intereses legítimos de sus siete millones de habitantes es un derecho y una responsabilidad que será concretada más temprano que tarde con la unidad y acción de todos los sectores democráticos y progresistas de nuestro país. Asunción, 30 de octubre de 2013