Rio Tinto: La negra historia de una Empresa transnacional

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By Radio TV noviembre 24, 2011 00:31

La transnacional minera Rio Tinto Alcan, estaría cerrando una fundición de aluminio en Inglaterra y ha elegido a nuestro país para montar la mayor fábrica mundial de ese metal, atraída por las ventajas que ofrecen las abundantes fuentes energéticas nacionales, las innúmeras ventajas legislativas y la ausencia de control del Estado Paraguayo a las inversiones extranjeras en la explotación de los recursos naturales.

La gigante empresa ha escogido para instalarse  la privilegiada zona itapuense, en un sitio equidistante de las represas binacionales Itaipú y Yaciretá, a los efectos de tener a su alcance y al menor costo de traslado, todo el aprovisionamiento de electricidad y agua, en cantidades inmensas, que reclamará la planta industrial.

El proyecto abre varias interrogantes. Una, cómo debemos entender la defensa que las autoridades hacen de las riquezas del subsuelo nacional y el ambiente, dos, cuestiona la política del Estado respecto a las inversiones de capitales extranjeros en la explotación de nuestra generosa naturaleza, y tres, qué beneficio recibe el pueblo paraguayo con este tipo de emprendimientos?. Son interrogantes que aún no fueron respondidas. Y el pueblo tiene derecho a saber en qué medida le conviene o perjudica este tipo de mega emprendimientos.

Esto no significa ni debe interpretarse como posiciones dogmáticas sobre el tema, o como una descalificación a emprendimientos empresariales o de inversión en el país, pero ello sólo debe ser aceptable si queda condicionado a servir, antes que nada, al interés nacional, para lo cual es indispensable ejercer un prolijo control sobre sus actividades, estableciendo cláusulas claras en los acuerdos y permisos de prospección y explotación, a los efectos que el Estado tenga preeminencia.

La realidad muestra a cada minuto que las transnacionales que operan en el territorio patrio desde hace muchos años, nada aportan al desarrollo nacional, explotando las mejores tierras y cursos de agua, con escaso personal, y sin cotizar al Fisco ni invertir parte de sus fabulosas ganancias que prefieren derivar a los paraísos fiscales, cunas del lavado de dinero, como bien puede calificarse la evasión fiscal que practican.

Por el momento, el Viceministerio de Minas y Energía, a cargo de Mercedes Canese, está dando una respuesta inédita a este nuevo intento de acaparar una parte tan importante de los bienes naturales y, en una actitud digna y patriótica en defensa de la soberanía nacional, exige el doble del precio que quiere pagar Río Tinto por el MWh, 34 dólares contra 60, que fijó el equipo energético de la Presidencia de la República.

La cuestión, sin embargo, amerita que toda la ciudadanía se comprometa en debatir el tema porque representa uno de los más importantes capítulos de la protección y tratamiento de nuestras riquezas naturales, vilipendiadas durante más de un siglo por la corrupta administración del Estado en manos de desgobiernos de cúpulas de comerciantes en nombre del partido colorado, como testimonian los tratados  de las dos binacionales.

 

Una negra trayectoria

Río Tinto habla por ahora sólo de aluminio, pero resulta que también se dedica en todos los continentes, donde se presenta como líder mundial de la explotación de minerales, al carbón, primera potencia del orbe en su extracción, y al cobre, diamantes, boro, dióxido y sal de titanio, hierro y otros productos que acapara en sus usinas metalúrgicas.

Su origen se remonta a 1873 en Huelva, en la Andalucía Española, donde durante más de siglo y medio explotó minas de cobre, plata, oro, manganeso, sulfuros y piritas, bajo el régimen de esclavitud, con fuerte represión a los trabajadores.

El 31 de enero de 1888, dejó 200 muertos en lo que se conoce como la primera manifestación ecologista del mundo, una protesta de 12 mil personas contra la contaminación de la población y los campos por efecto de la calcinación al aire libre del mineral pobre del cobre.

La transnacional ha cambiado de nombre varias veces. Desde Río Tinto Company hasta el actual Río Tinto Alcan, pasando por Río Tinto Group, asociada con capitales australianos, y Río Tinto PLC, con sedes permanentes en Londres, Nueva York y Sídney.

Un tribunal federal estadounidense retomó días atrás una causa contra el gigante minero, acusado de crímenes de guerra en Papúa Nueva Guinea, donde explotó una de las minas de cobre y oro más grandes del mundo, sometiendo a los nativos en situación de esclavos, y diezmando la vida de la isla, según reza la denuncia.

Su trayectoria de trapisondas y arreglos con el poder, le ha permitido, a su vez, que la Cámara Baja de Estados Unidos aprobara recientemente a su favor el intercambio de 5.900 hectáreas forestadas fiscales, “medioambientalmente sensibles”, dándole vía libre para convertirse en la más grande empresa de cobre del país, de alta calidad y por miles de millones de dólares de beneficio, sin pagar regalía alguna, en virtud de normativas vigentes de estímulo a los grandes capitales.

LA RIQUEZA NACIONAL REQUIERE CONTROL PUBLICO  

Frente al persistente interés de la transnacional minera, corresponde que los tres poderes del Estado adopten la firme decisión de condicionar su inversión en resguardo del interés y la soberanía nacional, estipulando que lo primero es el desarrollo integral del país, en el que el capital extranjero puede tener cabida si respeta esos principios, lo cual no está ocurriendo con varios emprendimientos en marcha.

El mayor yacimiento mundial de titanio estaría en las tierras rojas paraguayas, en formaciones que tendrían 20 a 30 millones de años, anunció meses atrás en Hong Kong, no en Asunción, como debió ser por elemental respeto, el geólogo estadounidense David Lowell, famoso por descubrir y explotar a su guisa riquezas de varias naciones.

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