El modelo de agricultura nos hace dependiente al Agronegocio

Paraguay Transgénico

A partir de que el IPTA anunció que en sus laboratorios en convenio con el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos ya produce variedad de soja transgénica se confirma  Paraguay da un giro hacia la agricultura transgénica.  Esto no hace más que desnudar  y asincerar la realidad en el campo prácticamente el 100% de la soja es transgénica, el maíz ya está dejando de ser nativa camina a un ritmo progresivo hacia lo transgénico y también nuestro algodón. Más allá del discurso oficial la política agraria actual es muy dependiente al agronegocio, lo cual mantiene cautiva a nuestra economía de la producción de la soja transgénica, que empobrece a nuestros campesinos y hace acumular grandes fortunas en los bolsillos de extranjeros.

 

La agricultura en Paraguay camina hacia lo transgénico y el agronegocio a pasos acelerados, con la venia y luz verde de varias entidades ya sea por decisión política, omisión y vocación transgénica. En el campo ya nadie controla el ingreso y cultivo de productos transgénicos. Mientras la agricultura familiar campesina sufre de abandono, está en crisis, golpeada por la ausencia de políticas públicas agrícolas que la promociones y defiendan.

 

Paraguay, sacrifica sus mejores tierras y riquezas naturales, empobrece a su población al jugarse por el monocultivo de la soja y el maíz transgénico. Las consecuencias son un descalabro de la agricultura familiar, el exilio económico de miles de familias que siguen migrando del campo hacia las ciudades o al exterior.

 

La Monsanto manda. Paraguay hipoteca su futuro

 

Los anuncios hechos por el Ministerio de Agricultura y el IPTA no hace más que confirmar lo que se produce en el campo la transgenización de la agricultura paraguaya. Producimos para el alimento de animales de Europa y Brasil, mientras dejamos de producir alimentos sanos para el mundo que podría haber sido nuestra principal dedicación al tener las mejores tierras y un clima envidiable en la región.

Estamos hipotecando nuestro futuro explotando nuestras riquezas naturales, vendiendo las mejores tierras a los extranjeros, convirtiéndonos en el nuevo paraíso de sojeros y terratenientes de la región Mercosur, que huyen de sus países ante el aumento de los impuestos y la limitación en la cantidad de tierras que se puede concentrar.

 

Doble discurso en el tema de la producción transgénica de parte de las instituciones

Lugo había sido en su momento un abanderado de un nuevo modelo de producción, transcurrió el tiempo y ese nuevo modelo no llegó, al contrario lo que antes se condenaba hoy se vuelve la panacea productiva “lo transgénico”.

La Monsanto se volvió palabra mayor en Paraguay. Las instituciones están a sus servicios y ya no es siquiera necesario que se declare oficialmente un país a favor de los transgénica ya que en la práctica y en los hechos cuesta encontrar una agricultura orgánica o nativa en Paraguay. El campo ya concentra una de las mayores agriculturas transgénicas.

 

En el campo  eñoi  semilla transgénica

 

El Ministerio de Agricultura, IPTA, SENAVE, junto al Ministerio de Agricultura de Estados Unidos trabajan en un solo idioma. Nuestras semillas nativas serán exhibidas en corto tiempo en el  museo de los recuerdos si a este ritmo que vamos no se para la extinción de un modelo agrícola familiar atacado por el peor de los pikudos “el olvido y la indiferencia”.

Aún haciendo operativos esporádicos de intervenciones de parte de las entidades públicas que deberían velar con mayor celo por los intereses nacionales,  la verdad es que el primero que se debe intervenir es el IPTA por entregar nuestra soberanía genética a Estados Unidos.