APORTES PARA EL DEBATE: Reflexiones sobre las movilizaciones estudiantiles
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Las movilizaciones estudiantiles en estos primeros días de mayo que terminaron en la destitución- bajo eufemismo de demisión- de Marta Lafuente, se ubican en la continuidad de grandes movilizaciones de los últimos tiempos.
Estas movilizaciones son la muestra de un descontento generalizado; reflejo de un malestar social más profundo y creciente.
Muestra de la crisis de legitimidad de un gobierno y de un sistema de “democracia”, impuesto al pueblo por los poderes fácticos, a costa de la marginación de la población en general y de los jóvenes en particular.
Sin que pretenda ser exhaustiva, de esta lucha estudiantil se desprenden las siguientes lecciones.
Primera: El alto grado de legitimidad y credibilidad de sus dirigentes; la firmeza de las reivindicaciones y la fuerza y poder de convocatoria y organización. Esta lucha frontal, dió a luz a una nueva generación de dirigentes jóvenes, ya protagonistas decisivos en la sociedad. Y mostró que la lucha y los reclamos se conquistan en las calles; no en ficticios “diálogos” palaciegos. Toda una lección para el mundo sindical y para algunos sectores y dirigentes campesinos, muy propensos al “diálogo” con el actual gobierno.
Segunda. Los estudiantes lograron la destitución- en tres días- de una Ministra, que en su momento gozó de la protección absoluta y pública de la Unión Industrial Paraguaya, de la ARP, de la FERPINCO, de la UGP y de otros poderes fácticos; del apoyo de la actual cúpula católica, de sacerdotes y del mismo Presidente Horacio Cartes.
La destitución de Marta Lafuente no es logro insignificante. El grito de “SÍ, SE PUEDE” o el de “QUE SE VAYAN TODOS, QUE NO QUEDE NI UNO SOLO”; hablan per se.
La tercera. La reivindicación estudiantil no se agotó en la simple destitución de Marta Lafuente. Como fuera en el caso de la última movilización de campesinos y cooperativistas, constituyó una interpelación al paradigma mismo con el que funcionan el Estado y los poderes; fácticos e institucionales.
La lucha contra la corrupción es un elemento de primer nivel a apreciar en esta lucha. A ello sumemos la reivindicación de fondo para participar directamente en la designación del nuevo ministro.
Desde este punto de vista, la destitución de Marta Lafuente constituye una segunda y durísima derrota política, en pocas semanas, para un gobierno y modelo de sociedad; en crisis de credibilidad, de desprestigio y de degradación acelerada.
Lo cierto es que estas movilizaciones estudiantiles profundizaron el debate societal que está en el tintero de toda la sociedad paraguaya: la necesidad; el imperativo y la pertinencia de un cambio; que se vuelve urgente.
Autor: Dr. Hugo Ruíz Díaz, Analista Internacional.