Cuando trabajar en el campo es toda una odisea para el pequeño productor

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Braulio Irala, trabaja la tierra y vive entre Katuete y el distrito de ybyrarovaná, departamento de Canindeyú, cuenta con una pequeña parcela de tierra en la que cultiva productos hortícolas. Saca sus productos en una motocicleta «que transformé, poniéndole una canasta», explicó

«Me dedico más a la producción de tomates, y locotes, que posteriormente vendo en las pequeñas despensas y almacenes, pero igualmente cultivo otros productos de la agricultura familiar», señaló.

«No trabajo con los supermercados porque con ellos es complicado, hay que andar detrás para cobrar, sin embargo con los despenseros no hay problema, me pagan al contado y al momento», indicó.

En cuanto a los precios dice que vende a G.5000 el kilo el tomate y mismo precio el locote. «Día de por medio cosecho 30 a 40 kilos, el frío afectó un poco mi producción porque no tengo invernadero», remarcó.

Actualmente cuenta con mil plantines entre locotes y tomates, el trabajo realiza sólo, «a veces cuando me esfuerza mucho para regar contrato a una señora vecina para hacer el trabajo conmigo», expresó.

Sin ayuda gubernamental 

Braulio, lamenta que los pequeños productores como su caso no reciba ningún tipo de ayuda de parte del Gobierno para acceder a créditos y poder trabajar mejor en lo que le gusta, la chacra. «Acá las instituciones se manejan todo a nivel político, están todos politizados y yo no soy político, hay que ir junto a fulano, fulana, y no puedo andar así porque tengo que trabajar», manifestó.

Tampoco tiene recursos para trasladarse hasta la capital y golpear las puertas del Ministerio de Agricultura y Ganadería, «eso cuesta dinero por lo menos un 300 mil para ida y vuelta, además de la perdida de tiempo en interminables trámites burocráticos» remarcó.