El Gobierno de Bolsonaro pretende desconocer los derechos de Paraguay sobre Itaipú
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La concertación Frente Guasú, se pronunció sobre la soberanía hidroeléctrica Itaipú, y los beneficios conseguidos para el pueblo paraguayo mediante el acuerdo Lugo – Lula, y que hoy el Gobierno de Jair Bolsonaro pretende desconocer.
La restauración autoritaria y neofascista del Brasil, encabezada por Jair Bolsonaro, muestra, sin mayores demoras, todo el rostro del opresor subimperio que se no dudó en destruir a la República del Paraguay en la genocida Guerra de la Triple Alianza (1865 -1870) y de imponer los injustos términos del Tratado de Itaipú con la complicidad del dictador Alfredo Stroessner (1973).
Así, no ha dudado en amenazar de no pagar más el significativo avance que ha obtenido el pueblo paraguayo el 25 de julio del 2009 mediante el Acuerdo Lula – Lugo y luego ratificado por el Congreso brasileño y que nos garantiza disponer de 360 millones US$/año por la exportación de nuestra energía, como un piso mínimo. Se trata de un instrumento plenamente vigente que de ninguna manera puede desconocer y mucho menos amenazar con no pagarnos.
Es más. El pueblo paraguayo exige plena soberanía hidroeléctrica y un precio justo para nuestra energía. Los daños causados a nuestra economía han sido evaluados por el estudioso Miguel Carter en unos 75.000 millones US$ durante 35 años (un poco más de 2.000 millones US$/año, en promedio), en tanto que cálculos más recientes determinan que nuestro país debería recibir arriba de 3.000 millones US$/año a los precios actuales del propio mercado eléctrico del Brasil y de la región.
Exigimos al gobierno de Mario Abdo Benítez, que defienda la soberanía hidroeléctrica nacional como una causa nacional y no que claudique, como claudicó su mentor, Alfredo Stroessner, ante la dictadura militar brasileña, hoy encarnada por nostálgico de la misma, Jair Bolsonaro.
El Paraguay debe contratar el 50% de su potencia y energía de Itaipú, exactamente la mitad que nos corresponde, usarla en el desarrollo nacional y exportar libremente a quien mejor nos pague los excedentes, pues la energía es nuestra y no del Brasil.