A 17 años de la muerte de Silvino Talavera
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Hoy 7 de enero se recuerda 17 años de la muerte de Silvino Talavera, quien vivÃa en el distrito de Pirapey (Itapúa), hijo de Petrona Villasboa y que se encontró con la muerte a los 11 años, (2003) cuando volvÃa de hacer compras para el almuerzo y fue rociado con glifosato en una plantación de soja cercana a su humilde rancho. DÃas después falleció en el hospital, en medio de múltiples dolores y sufrimientos. El diagnóstico: intoxicación grave, en su cuerpo habÃa glisofato, el principal activo del roundup.Los campesinos le llaman «mata todo».
Petrona Villasboa demandó al gigante de los agroquÃmicos – Monsanto – por publicidad engañosa en el 2004.Â
En Paraguay fue la primera denuncia de muerte por contaminación con agroquÃmicos introducida a los tribunales de justicia, que en 2005 dictaron una sentencia contra los productores de origen alemán Alfredo Laustenlager y Hernán Schlender. Éstos fueron condenados a dos años de pena privativa de libertad que nunca cumplieron, quedando al dÃa de hoy en intacta impunidad.
Los agrotóxicos forman parte del paquete tecnológico del modelo productivo que a su vez expulsa a las personas del campo para extender las plantaciones de organismos genéticamente modificados. Están presentes en Guahory, Laterzakue, Ko’ê Pyahu, Barbero, Cristo Rey y en otros territorios en resistencia. No se puede olvidar las cruces de las vÃctimas en Marinakue, las que sin escrúpulos de ninguna naturaleza son arrinconadas por soja y otros similares en cada ciclo de producción corporativa.
El agronegocio que mató a Silvino en 2003 y a las hermanitas Adela y Adelaida en 2014 en Huber Duré, que provocó una masacre de campesinos y policÃas en 2012, es también el responsable de la expulsión de los territorios ancestrales indÃgenas y de la pérdida de la soberanÃa nacional. Por eso hay que considerar que las empresas multinacionales que promueven y se enriquecen con el agronegocio son los enemigos de los pueblos.
Crédito Conamuri
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