¡Memorias y discurso! La fragilidad de la democracia y la desinformación mediática

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Por Daniel Andrés Baez Brizueña**

danan1011@hotmail.com

¿Es posible fortalecer la democracia? ¿Qué instrumento es necesario para conseguir ese objetivo? ¿El poder mediático es saludable para el fortalecimiento de la democracia en la actualidad? Estas preguntas aproximativas, fueron respondidas en un artículo publicado recientemente por Raúl Zibechi, periodista y analista político uruguayo, con el título: “Democracia y manipulación de la opinión pública” en la cual resalta la importancia de que los ciudadanos estemos atentos ante los acontecimientos del cotidiano, principalmente a la hora de interpretar los discursos y mensajes vehiculados en los medios de comunicación. Para el periodista, “la democracia no existe en los medios. Este control casi absoluto ha logrado algo que hace décadas parecía imposible: erradicar el conflicto de la percepción pública”.

* Todos sabemos, o deberíamos de saber de la fragilidad que el sistema democrático trae consigo. La democracia no se fortalece por sí misma. La democracia no florece solo. Son los ciudadanos, conscientes de sus deberes, derechos y obligaciones los que construyen la fuerza de una democracia fortalecida. Según, Zibechi, por ese motivo, es necesario estar atento, ya que: “la forma más adecuada de garantizar la estabilidad gubernamental ha sido la democracia controlada o democracia de baja intensidad. Un sistema que logra la estabilidad a través de la desinformación promovida por los medios monopolizados, que está demostrando ser más eficiente que las dictaduras”.

* Para el analista político uruguayo, es necesario que, “los científicos parecen influenciados por el concepto de democracia de las clases dominantes, que la reducen al papel de la mayoría en la elección de sus representantes. El problema de nuestras sociedades es que estas mayorías son creadas por la manipulación de la información, tarea que recae en los grandes medios monopolizados por pequeños grupos de empresarios altamente concentrados”.

* En este sentido, el periodista refuerza la necesidad de “considerar la importancia de la desinformación o, si se prefiere, la confusión que son capaces de generar para distorsionar las percepciones de la población, muchas veces abocada a apoyar opciones que van en contra de sus intereses. Pero también paralizar su capacidad de reacción con un auténtico bombardeo, tarea que corresponde especialmente a los medios audiovisuales, en especial a la televisión, el segmento de comunicación más concentrado e impermeable a la disidencia”.

* Justamente, en tiempo de desinformación, es necesario y urgente, buscar mecanismos de interpretación de las informaciones vehiculadas. No es aconsejable dar credibilidad a noticias que no tienen fuenten de chequeo o procedencia de información dudosa. Por eso es importante estar atento para no servir de fuente de fortalecimiento del poder mediático manipulador. Para Raúl Zibechi “lo cierto es que la desinformación juega un papel importante en el mantenimiento del orden sistémico occidental, el sector en el mundo que controla los principales medios de comunicación que llegan a la población. Como señala un reciente reportaje de El Salto: “los mejores contenidos periodísticos pueden no tener consecuencias”, porque el poder y los medios a su servicio los ignoran”.

* Finalmente, el analista político uruguayo, resalta la necesidad continua de comprender esta realidad de juego y de poder desde dos perspectivas que dialogan entre sí. En este sentido cita dos elementos importantes:

* El primer elemento: “es que no tiene mucho sentido luchar por la opinión pública, ni competir con los medios de comunicación del sistema, algo que nunca logrará la gente que lucha. Sin duda, se trata de crear nuestro propio medio de comunicación, no para competir por la opinión de la mayoría, sino para consolidar nuestro campo, los pueblos en movimiento y todos los que los siguen. No es poca cosa”.

* El segundo elemento: “es la convicción de que no existe tal cosa como la democracia, si es que alguna vez hubo una. Desde el momento en que las opiniones y voluntades de la gente son moldeadas y manipuladas por gigantescas máquinas que escapan a cualquier control que no sea el de las clases dominantes, entrar en el juego electoral no tiene futuro”.

* Queda claro, el desafío que tenemos como ciudadanos para el fortalecimiento de la democracia. El cambio de mentalidad que necesitamos operar es una labor homérica en tiempo de desinformación. Como diría el filósofo francés Michel Foucault: “interpretar es saber que los sentidos pueden ser otros”. El artículo citado, en su versión completa, puede ser encontrado en portugués en la página: https://www.ihu.unisinos.br/626450-democracia-e-manipulacao-da-opiniao-publica-artigo-de-raul-zibechi

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** Actualmente forma parte del cuerpo docente de la Universidad Estadual do Paraná – Brasil. Realiza investigación en varias áreas, como: Filosofía, Sociología, Ciencia Política, Marketing, Ciencias de las Religiones y Análisis del discurso.