Bienvenidos al mundo multipolar
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“…estamos en camino a un mundo multipolar, que ya no será regido por una sola potencia o por un pequeño grupo de potencias, que hacen lo que desean, convirtiendo los lugares a los que llevan “libertad y democracia” en inmensos mataderos o manicomios, parafraseando al gran escritor uruguayo Eduardo Galeano”.
Por Enrique Duarte
Antes de entrar en materia, debemos entender el concepto de mundo multipolar, al menos en su acepción más básica, a fin de comprender a qué tipo de fenómeno me refiero en este breve artículo. Por definición, la multipolaridad es una distribución de poder en la que más de dos naciones tienen casi la misma cantidad de influencia militar, cultural y económica.
Igualmente, esa distribución de poder, que luego de la caída de la Unión Soviética, representó un monólogo de los países que se reconocen como occidentales, básicamente los Estados Unidos y sus amigos de la OTAN, a más de Australia, Japón y Corea del Sur, entre otros. Es decir, el mundo fue dominado por un pensamiento casi monopólico, ejerciendo el poder de decisión en los territorios que eran importantes por su posición geográfica, cantidad de riquezas naturales o cualquier motivo que impulse la dominación de este grupo de países por sobre el resto del planeta.
Este grupo selecto de países constituye, a lo sumo, el quince (15) por ciento del planeta, que logró imponer su voluntad al resto del mundo, es decir el ochenta y cinco (85) por ciento restante. Evidentemente, este sistema estaba lleno de contradicciones, vacíos intelectuales, falta de sentido de humanidad y una profunda carencia de sentido de elevar al ser humano por sobre el capital o la acumulación de riquezas.
No se puede dejar de mencionar que este mundo se regía por unas “reglas”, que solamente entendían los líderes de las naciones occidentales, cambiándolas cada vez que fuera necesaria, a fin de ajustar las conductas y acciones a las necesidades o intereses de esas naciones.
Esta realidad ha sido expresada, de manera casi poética, por el Sr. Josep Borrell, Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, al expresar que Europa es un jardín francés, cuidado y con reglas estrictas, mientras que el mundo que se halla es una selva y el jardín debe ser cuidado a fin de evitar que la selva invada dicho jardín y termine por destruirlo. Esa es la visión exclusivista y con criterio de ser un grupo excepcional que define de mejor forma al mundo unipolar.
Finalmente, hoy nos encontramos ante una serie de cambios, que son dolorosos, principalmente para nosotros que vivimos en occidente, aunque no formamos parte del jardín definido por el Sr. Borrell.
Dichos cambios son una señal, no soslayable, de un giro completo de timón y que estamos en camino a un mundo multipolar, que ya no será regido por una sola potencia o por un pequeño grupo de potencias, que hacen lo que desean, convirtiendo los lugares a los que llevan “libertad y democracia” en inmensos mataderos o manicomios, parafraseando al gran escritor uruguayo Eduardo Galeano.
El punto de inflexión, que marca un antes y un después es la operación militar especial de la Federación Rusa, en guerra contra la OTAN en territorio ucraniano, por el que vemos la incapacidad de contrarrestar a los “rebeldes” por la fuerza. Es decir, hoy esta organización terrorista y criminal, llamada OTAN ya no puede imponer su voluntad a la fuerza, pues existen naciones que pueden hacerle frente y derrotarla, pues nadie en su sano juicio puede negar que la potencia militar hoy es la Federación Rusa. A fin de reforzar lo manifestado, y si la lógica expresada es incorrecta: ¿cómo se puede entender que la OTAN tenga un presupuesto que supera los un (1) billón de dólares americanos, mientras la Federación Rusa uno que apenas llega a los sesenta y seis (66) mil millones de la misma moneda, y exista una paridad estratégica en números, pero una superioridad abismal de la última en el campo de batalla?
Otro hecho que no se puede dejar de mencionar es la visita de Xi Jinping a Moscú, que marca una verdadera revolución en materia política, pues el presidente chino subrayó que eligió concretamente a Rusia para su primer viaje al extranjero después de ser reelegido para un tercer mandato el pasado 10 de marzo. Durante su reunión, Putin y Xi abordaron la cooperación técnico-militar, la cuestión energética, así como los lazos en el sector comercial y económico entre ambos países. El presidente ruso expresó su confianza en que «los acuerdos alcanzados durante la visita» de Xi «servirán para fortalecer aún más la amistad ruso-china y contribuirán al bienestar y la prosperidad» de los dos países y sus pueblos. A su vez, Xi señaló que durante esta década «los lazos chino-rusos han ido mucho más allá de las relaciones bilaterales y tienen una importancia vital para el orden mundial moderno y el destino de la humanidad». Tras el encuentro, Moscú y Pekín emitieron una declaración conjunta sobre la profundización de su asociación global y cooperación estratégica. El documento señala que las relaciones ruso-chinas están entrando «en una nueva era» y alcanzando el nivel más «alto de su historia», con un desarrollo continuo gracias a los esfuerzos constantes de ambas partes[1].
Este hecho fue tomado por Occidente y sus cadenas propagandísticas con mucho recelo, casi como una escena de rabieta de una persona engañada y despechada, pues los análisis políticos hace bastante tiempo dejaron de existir en la prensa hegemónica de occidente para convertirse en una especie de agencias de propaganda política y mundos paralelos. Tal es así, que la negación de noticias, dadas como primicias en su momento, es una práctica tan habitual que ya no asombra. Lo que sí asombra es el efecto de anestesia que se siente en los que consumen las líneas de estos grupos mediáticos, engañados una y otra vez (reconocidos por esos mismos medios), que se aferran a esperanzas antes que a ver lo que sucede en el mundo real.
Tal es así que un nuevo mundo está surgiendo, un mundo multipolar, basado en los principios contemplados en la Carta fundacional de la Organización de las Naciones Unidas, una organización que de unida solo tiene el nombre y que sirve más a intereses de países que pagan sus presupuestos y salarios elevadísimos antes que las naciones a las que supuestamente representa. Dentro de ese cúmulo de ideas y derechos, el que surge con mayor fuerza es el de autodeterminación de los pueblos, un principio que fue olvidado en gran parte del mundo, aunque ahora muchos habitantes de países marginados empiezan a recuperar la memoria y hacer un ensayo de dignidad, esa dignidad que nos enseña a vivir en base a nuestras creencias, valores y convicciones, antes que a una vida plagada de lujos, pero carente de cualquier tipo de sentido humano.
Ante esta realidad, es muy interesante hacer un ejercicio mental a fin de anticipar qué sucederá con nuestro país, en qué lugar vamos a acomodarnos o qué tipo de sociedad es la que surgirá a fin de integrar esta nueva realidad, porque, independientemente a simpatías o intereses, debemos definir qué es lo que deseamos y funcionar como sociedad en base a ese concepto.
Siempre deseamos que nuestra sociedad pueda prosperar y mantenerse vigente y vigorosa en el tiempo, pero si no logramos adaptarnos a los cambios que se están dando en el mundo, es muy poco lo que podemos aportar y, por ende, existe un serio peligro de dejar de ser un Estado independiente, pues los países pueden dejar de existir, las sociedades pueden desintegrarse, al igual que el ser humano, no es razonable creer que por la simple existencia de nuestros días la perpetuidad esté asegurada, se debe trabajar y adaptar conductas, reorientar valores a fin de no perecer. Ese es un ejercicio importante, que no debemos perder de vista si queremos formar parte del mundo multipolar que se está gestando, pues estar en un rincón de la clase, como un alumno castigado, no es razonable ni deseable.
[1] Fuente de la información Rusia Today en Español.—————————————–
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