¡Memoria y Discurso! Payo y el payismo: ser líder y caudillo en el Paraguay
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Por Daniel Andres Baez Brizueña
La política actual, el líder sea de izquierda, de derecha o anarquistas se nutre de tres vertientes ideológicos: el caudillismo, el populismo y el discurso demagógico. En el payismo, encontramos inmerso directa o indirectamente estos conceptos. Aunque cada uno necesita de ellos (Caudillo, Populista y el Demagogo) deben ser analizado y configurado desde el papel del líder o de los que componen sus bases existenciales en la arena politica. El caudillismo, el populismo y el discurso demagógico hacen surgir de tiempo en tiempo, los salvadores de la patria, los políticos mesiánicos de los tiempos modernos. El mesianismo, en la política es tan perverso, como lo es, el fundamentalismo religioso en la religión. Si detectamos la presencia de los tres conceptos anteriores en la arena política actual, aquí nos detendremos un poco más al primer concepto, es decir, el caudillismo y haremos una lectura sobre Payo y el payismo en el contexto actual.
Según, Saro Vera, “El caudillo es uno de los personajes folklóricos más denigrados, sin el cual el paraguayo no vive. Forma parte de su vida comunitaria. La animadversión de algunos, por lo general, nace de un deseo inconfesado de erigirse en caudillo. Lo detectamos en los más encumbrados predicadores del diálogo o enemigos de la autocracia. El paraguayo quiere ser caudillo. El que no lo es, es porque no se lo permiten. El que puede lo será apenas se presente una mínima ocasión”. Ciertamente, Payo y el payismo, no pueden, ni debe ser ignorado. Es preciso analizarlos. No solamente desde el campo sociológico y político. Es fundamental, entenderlo en su estructura histórica y antropológica. El payismo, no es un movimiento que deba ser interpretado desde lo folclórico o com formula académica elaborada. Este movimiento, trae dentro de sí, muchas frustraciones, inmensa miseria histórica y social, gritos de desesperación, sufrimientos y humillaciones. Que curiosamente, la misma clase política creó en los últimos 70 años. Claro, salvo con pocas y honrosas excepciones.
El Partido Colorado volvió a alimentar el imaginario nuevamente con la existencia y el fortalecimiento del payismo. Sea para el bien o para el mal. Y, lo más curioso, es que uno retroalimentará, continuamente la existencia del otro. El primero (el partido colorado), como lugar de manifestación del caudillismo y del populismo en potencia máxima. El segundo (Payo), desde el discurso demagógico, ocupando el imaginario violento del paraguayo. Según, Saro Vera, “No es fácil ser caudillo. Se requieren cualidades especiales, entre las cuales sobresale la de pertenecer en cuerpo y alma al pueblo. Pensar como él, hablar en su lenguaje y convivir sintiéndose afectado en alguna medida por sus problemas. El caudillo se encuentra dentro del pueblo y es el reflejo en escala superior del paraguayo común. El pueblo tiene que sentirlo miembro legítimo suyo al mismo tiempo que superior entre sus pares. Lo que no significa que asuma una actitud que ni lejanamente se debe interpretar como un miniprecio a los demás. Por asumir una actitud despectiva perderá su ascendencia” (Vera, 1996).
Me permito, afirmar, que Payo, no es la solución. Trae en su estructura más problema. Basta leer la historia. El nacionalismo mezclado con el fanatismo, nunca fue bueno para ninguna revolución. El payismo, puede servir de fuente y fortaleza discursiva, ya que una vez criminalizado, el partido Colorado renovará su discurso para eternizarse de a la vez en el poder. El payismo, es todo lo que el Partido Colorado necesitaba para continuar fortaleciendo su discurso conservador y reaccionario, para colocarse como salvador de la patria. Así, el payismo, en este sentido, representa el puente perfecto, para legitimarse el coloradismo como el caballo de Troya en la política paraguaya. Saro Vera, resalta: ¿El servicio del caudillo se debe a un interés de ganar la voluntad? No, en absoluto. Él ya la tiene en la mano. La tiene ganada antes del servicio. Lo que nos confunde hoy con respecto al caudillo es que muchos en el mundo político criollo se han granjeado la simpatía a base de dádivas y prebendas, y a éstos se los llama equivocadamente caudillos. No sé qué nombre se les puede dar, lo que sé perfectamente es que no se los puede denominar caudillos. Su ascendencia no es anímica sino de interés. Al caudillo no se lo sigue por interés sino por ser caudillo”.
La página de noticias Chaco40.com, trae en su editorial, una curiosa observación, en la que afirma: “El diccionario del castellano paraguayo se está “enriqueciendo” con la incorporación de una nueva palabra: payismo. Hay una propuesta de definición para el término. Sería algo así como “Trastorno severo de la personalidad caracterizado por una conducta violenta y regresiva hacia formas de vida primitivas y autoritarias”. Se podría analizar el payismo como un fenómeno independiente y no necesariamente conectado con el contexto social, político o económico en el que brota o se manifiesta. Pero sería un error. El payismo puro y duro es la respuesta a cada vacío institucional generado por una sociedad en la que las instituciones son débiles y sus responsables ineptos además de corruptos”, (Chaco paraguayo, 2019)
La historia de la nación paraguaya, es construida justamente sobre las bases de la marginalización, alimentada por la injusticia social. Un pueblo sufrido, en algún momento de la historia, deberá buscar su liberación, es aquí que aparece la oferta del líder o del caudillo, sea mesiánico o no. Es aquí que Payo ocupa su lugar. Según, Saro Vera: “¿Y qué es el líder con relación al caudillo? Coinciden en la ascendencia sobre los demás y en cuanto a la conducción de un grupo humano determinado. Los separa apenas un hilo muy tenue. Quizá el líder sea un caudillo disfrazado. Sólo sus métodos de afirmar su ascendencia son diferentes. En efecto, el líder nunca se despoja de sus convencimientos y sus objetivos. El líder trabaja en vista de un objetivo, del que el caudillo carecerá. El líder es un caudillo de guantes blancos y mucho más perspicaz. Se presenta como el hombre del diálogo, pero dialoga solamente a partir de sus premisas y supuestos; por lo cual siempre saldrá con la suya. Tampoco discutirá lo substancial de su objetivo; permitirá cuestionamientos sobre asuntos periféricos. Se arma de mucha paciencia, y aparentemente decide con los cuestionadores. Si alguna vez cede es para dar dos pasos adelante en otra oportunidad. El caudillo, sin embargo, no pierde tiempo en semejantes lindezas. Decide por sí y ante sí con la mayor presteza posible, sin ningún miramiento”.
Ciertamente, Payo y el payismo, alimentan el imaginario de la restauración de la nación paraguaya. Un movimiento de esa magnitud, solo es posible comprender quando se analiza desde la memoria del pasado, en este sentido, me remito nuevamente al editorial citado anteriormente, que afirma: “Si la manifestación del payismo en sus formas más brutales produce repugnancia es porque antes hemos sido ciegos y sordos al deterioro profundo de las formas republicanas de convivencia. Las élites políticas se han apropiado del Estado para su beneficio personal y no hemos sabido combatirlas con la ley en la mano. Todos los días se conocen nuevos enclaves purulentos de corrupción. Asistimos a verdaderos banquetes pantagruélicos a costa del Estado, es decir, del contribuyente. Constatamos cómo familias enteras viven del dinero público sin vergüenza alguna. Por ahí cae un pez gordo producto de alguna investigación para luego ver cómo la impunidad hace nuevamente su faena y el sujeto queda en libertad para disfrutar de lo robado”.
Payo y el payismo ocuparon el espacio político que la izquierda teorica y progresista, no consiguieron alcanzar. Porque la izquierda progresista, todavía no aprendió, que política no se hace leyendo libros. Mas, política se hace ocupando espacio en los ethos sociales. Es, justamente, lo que Paraguayo Cubas, hizo en los últimos años, alimentando el imaginario del ciudadano, y llevando el mensaje de que es posible llegar al poder desde el discurso y las actitudes violentas y anticivilizatório. La violencia, seduce el imaginario de los oprimidos. Mas, no soluciona los problemas históricamente construidos. La violencia, como camino para conquistar el poder, en última instancia, solamente fortalecerá a corto y largo plazo a los opresores de siempre. ¡El Partido Colorado que lo diga!
El artículo citado, en su versión completa, puede ser encontrado en la página: https://chaco40.com/2019/04/estamos-incubando-el-payismo/
* Actualmente forma parte del cuerpo docente de la Universidad Estadual do Paraná – Brasil. Realiza investigación en varias áreas, como: Filosofía, Sociología, Ciencia Política, Marketing, Ciencias de las Religiones y Análisis del discurso.