¡Memoria y Discurso! La tenebrosa captura hegemónica del Partido Colorado
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Por Daniel Andres Baez Brizueña
Hablar de la historia política del Paraguay, es sin duda, analizar las causas de la hegemonía histórica del Partido Colorado y su presencia en la construcción del poder. En un reciente artículo publicado en la revista Nueva Sociedad el profesor Andrew Nickson, que ejerce la Cátedra Honorífica de Gestión Pública y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Birmingham, profesor de Gobernabilidad Local y Consolidación de la Paz en el United Nations System Staff College (UNSSC), Turín, realizaba unos apuntes interesantes que compartiremos a seguir.
Nickson, retrata de forma directa los efectos, causas y la realidad política paraguaya. En este sentido resalta que: “El resultado de la elección presidencial en Paraguay el 30 de abril de 2023 fue una gran sorpresa para mucha gente, tanto dentro como fuera del país. La única encuesta independiente había pronosticado un resultado muy ajustado entre Santiago Peña, candidato del Partido Colorado, y Efraín Alegre, de la alianza opositora Concertación para un Nuevo Paraguay, liderada por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). Sin embargo, el Partido Colorado ganó otra vez la Presidencia confirmando su control del sistema político en forma casi ininterrumpida desde 1947, un total de 71 de los últimos 76 años, en un caso insólito en América Latina tras la caída de la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) mexicano en 2000”.
Si lo histórico aparece como fundamento para comprender la expansión y la consistencia electoral del partido colorado, Nickson, coloca énfasis en la capacidad del partido colorado en capturar desde lo imaginario, lo histórico y lo cultural de la identidad nacional: “Para entender el éxito del Partido Colorado a pesar de estos factores coyunturales negativos, es necesario hacer hincapié en dos importantes factores de largo plazo: su «captura» de la identidad nacional y su control de la administración pública. Estos explican en gran medida su extraordinaria longevidad y su vigencia actual en el sistema político paraguayo, factores que lo diferencian de cualquier otro partido gobernante de América Latina”.
Será justamente la dimensión histórica que puede ayudarnos a entender como el Partido Colorado desde el nivel de los micros espacios de los poderes ha construido eficiente un mecanismo de poder y control sobre la sociedad paraguaya. En este sentido, el profesor Nickson, señala, que: “A partir de su victoria en la guerra civil el Partido Colorado empieza su control de la administración pública, llenando primero el vacío en las Fuerzas Armadas como consecuencia del exilio de gran parte de sus oficiales y posteriormente en todos los rangos de los ministerios y empresas estatales. Durante la larga dictadura de Stroessner, la afiliación al Partido Colorado fue obligatoria para oficiales de las Fuerzas Armadas. En cada rincón del país, seccionales y sub seccionales del partido se establecieron como una estructura paralela de administración pública y espionaje contra disidentes en un fuerte nexo con las autoridades municipales y departamentales, también copadas enteramente por el partido. Como consecuencia, el grueso de los profesionales (médicos, enfermeros, docentes, ingenieros, arquitectos, etc.) empleados por el Estado eran colorados, además de la casi totalidad de los funcionarios administrativos de los ministerios y empresas estatales”.
Es importante comprender como el Partido Colorado viene construyendo su presencia en el imaginario social, qué estrategias utiliza, cómo expande su presencia, como ya dijimos, cómo captura el lugar de los micros poderes o los micros espacios subjetivos de la sociedad paraguaya. Para Nickson, “Tras la caída de Stroessner en 1989, mucha gente subestimó el nivel de agencia que había tenido el Partido Colorado durante la dictadura y pronosticó erróneamente su pronta implosión. Pero, por el contrario, las décadas siguientes mostraron el aumento de su presencia nacional, llegando a 387 seccionales en 2019, y su maquinaria electoral se ha mostrado muy aceitada. El partido puede ofrecer becas de estudio u organizar «ferias de empleo» en conjunto con el sector privado, al tiempo que sigue manteniendo un férreo control de la administración pública, factor que ha debilitado la democratización en Paraguay por la falta de alternancia. Gracias a la promulgación de varias leyes de transparencia, se calcula que 85% de los 406.000 funcionarios públicos del país están afiliados al Partido Colorado, lo que se ubica en 70% en el caso de los funcionarios judiciales. Esto constituye un nivel de concentración partidaria en el sector público muy excepcional en el resto de América Latina, con la excepción de Cuba”.
Entre los diversos mecanismos adoptados por el Partido Colorado, el nacionalismo, según Nickson, merece destaque especial: “En definitiva, la capacidad del Partido Colorado de captar el sentimiento nacionalista sigue tan vigente como hace décadas. Cuando el gobierno de Joe Biden sancionó a Cartes, Peña y los líderes partidarios declararon que esto constituía un ataque a su glorioso partido y otro ejemplo histórico de intromisión extranjera en contra de la soberanía nacional paraguaya. Igualmente, su férreo control del sobredimensionado aparato administrativo del Estado, repleto de planilleros (funcionarios públicos que ocupan cargos sin trabajar demasiado pero cruciales para «sacar el voto» en las elecciones), sigue siendo un factor clave para entender su longevidad. Antes y después de ganar la elección presidencial, Peña insistió en que la selección de funcionarios públicos seguiría dependiendo en gran medida del nivel de compromiso partidario y que no alcanza con la idoneidad”.
Finalmente, el profesor Nickson muestra cómo está anclado el accionar de la elite paraguaya con respecto al poder y sus estructuras de expansión entre el agronegocio, la economía, la política y la desigualdad social, ya que el: “auge del agronegocio no ha sido acompañado por cambios sociales significativos debido al bajísimo nivel de articulación con los demás sectores económicos. En esta economía dual, el Estado sobredimensionado cumple un importante papel de amortiguador político. A cambio de preservar la enorme desigualdad de ingresos, riqueza y tierra que caracteriza la actualidad paraguaya, la elite económica y su socio menor, el Partido Colorado, siguen tolerando en la esfera política la gran corrupción e ineficiencia del sector público, una especie de «precio de la paz», como lo llamaba Stroessner. Por eso, es cuestionable caracterizar el actual modelo de desarrollo paraguayo con la etiqueta de “neoliberalismo”. A pesar de un sinnúmero de estudios realizados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ninguno de los sucesivos gobiernos colorados que dirigieron el país desde 1989 ha intentado siquiera una reforma tibia de la administración pública. Esto sigue siendo un tabú y es de notar la anuencia de los voceros del agronegocio frente a esta realidad política”.
En los próximos 5 años de gobierno colorado, esperan a la sociedad paraguaya una suma de sentimientos contradictorios. Mirando la historia reciente, esperan al Paraguay, una suma de sensaciones que mezclan atraso, pesimismo, truculencia, pobreza y abandono. La esperanza ni se avizora en el horizonte. Talvez, sea solamente una sensación desde la distancia. ¡Ojalá sea, una simple sensación equivocada!
El artículo citado, en su versión completa, puede ser encontrado en portugués en la página: https://www.nuso.org/articulo/Paraguay-partido-colorado/
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** Actualmente forma parte del cuerpo docente de la Universidad Estadual do Paraná – Brasil. Realiza investigación en varias áreas, como: Filosofía, Sociología, Ciencia Política, Marketing, Ciencias de las Religiones y Análisis del discurso.