Cartes: Somos clientes maltratados y no productos
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El Presidente de la República intentó hacer gala de empresario moderno y se aplazó en Marketing básico. Confundió Producto con Cliente. En realidad, él solo estudió para piloto y para hacer el tipo de vuelos a los que acostumbran sus colegas, estas precisiones conceptuales están demás.
Ante los empresarios españoles trató de pararse como colega y aseveró que el Paraguay es “una gran empresa” y que el pueblo es su “producto”.
En realidad, si aceptamos su erróneo enfoque, el Estado no genera productos, no es una fábrica. El Estado es un conjunto de instituciones públicas que brinda servicios. Ésa es la primera precisión que le hacemos al Presidente. Él brinda servicios y no productos.
En segundo lugar, no es el pueblo paraguayo el producto (o servicio, como dijimos). El pueblo paraguayo, en realidad, es su cliente.
Cualquier kioskero sabe que él podrá seguir comiendo mientras tenga clientes. Por eso tiene tanta verdad el lema de que “el cliente siempre tiene la razón”. Pero, don Horacio ni ese lema conoce, al parecer.
Cartes está hecho a la medida de los negocios de frontera. Donde sus productos “mágicamente” vuelan de contrabando al Brasil y a Colombia, sin el que él tenga algo que ver en el asunto.
Para ser un contrabandista de exportación, por tanto, poco importa confundir producto con servicio. Y confundir al cliente con el producto. Como es grande su confusión, promulgó leyes para hacer lo quiere con el dinero del país y una ley, en especial, para que le protejan las Fuerzas de Tarea Conjunta.